EL CONCEPTO DE ILUSTRACIÓN
A finales del siglo XVIII, justo antes de la Revolución Francesa, muchos intelectuales se interesaron por definir la Ilustración. Una de las definiciones más brillantes fue formulada por el filósofo alemán Immanuel Kant en un pequeño artículo titulado Respuesta a la pregunta ¿qué es la Ilustración?, publicado en 1784.
Según Kant, la ilustración es el proceso mediante el cual la humanidad abandona su estado de “minoría de edad” y se hace adulta. Ser menor de edad era para él no ser capaz de usar la propia inteligencia y depender enteramente de la autoridad de otros. Una humanidad ilustrada sería entonces una humanidad capaz de regir su propio destino, libre de las ataduras que implican las autoridades religiosas, políticas y militares.
Aunque no fuera ilustrado —decía Kant—, el deber del ser humano sería estar siempre en proceso de serlo. Mediante el cultivo de la razón, se sembrarían las bases de una ilustración real y duradera. Este cultivo de la razón implica someter al análisis racional todo aquello que le compete al individuo. En tanto miembro de una sociedad, debe acogerse a sus leyes, pero en tanto ser racional, debe —y tiene derecho a— expresar públicamente sus juicios y exigir que ellos sean escuchados sin condicionamientos.
Sin ninguna duda, esta definición de Kant sienta las bases de la democracia moderna, basada en la participación activa del ciudadano, la posibilidad de expresar públicamente sus opiniones, de elegir a sus representantes y de exigir que cumplan sus responsabilidades.
CONTEXTO LITERARIO
EL SIGLO DE LAS LUCES: LIBROS, LECTORES Y ESCRITORES
Durante el siglo XVIII, la imprenta sirvió para hacer grandes tiradas de libros a un precio mucho más bajo que el de los antiguos manuscritos iluminados. Además, los burgueses estaban interesados en aumentar su nivel cultural, ámbito en el que se sentían inferiores a la nobleza. Ello los motivó a leer ávidamente y a asistir a conciertos, salones y conferencias. Se generó así un numeroso público ajeno a la vida cortesana.
La formación de este nuevo público transformó el oficio de los escritores. La decadencia de la nobleza, que desde entonces se comenzó a ver como una clase ociosa e improductiva, llevó a los escritores a abandonar las cortes y a sobrevivir vendiendo sus obras a editores que pudieran ofrecerlas al nuevo público lector. Este público se convirtió así, para los escritores, en una masa de desconocidos. De este modo los autores se convirtieron en productores de una mercancía específica, la literatura, cuya difusión, estaba regida por las leyes comercio.
Este nuevo público también motivo la aparición de los periódicos, los magazines y las revistas literarias. Ahora que era más fácil y rápido imprimir textos, se podían difundir con mayor velocidad las noticias y los comentarios de la vida cotidiana. En estos periódicos también solían aparecer cuentos, ensayos y consejos morales de todo tipo.
LA ENCICLOPEDIA
Los intelectuales del siglo XVIII no sólo estaban interesados en descubrir la verdad, sino también en difundirla. Tal fue el motivo que llevó a los ilustrados a publicar La Enciclopedia, el proyecto editorial más grande del siglo.
Los editores de esta obra se proponían divulgar en 28 volúmenes —aparecidos entre 1751 y 1772— todo el conocimiento humano. La Enciclopedia se caracterizó por su actitud tolerante y liberal con respecto a cualquier corriente de pensamiento. Su escepticismo, su énfasis en el determinismo científico y sus críticas a los abusos de las autoridades legales, clericales y judiciales de la época hicieron de ella una de las mayores influencias en los ideólogos de la Revolución Francesa.
Sin embargo, su publicación se vio amenazada por las censuras. Las autoridades creyeron —y con razón— ver en esta obra gérmenes subversivos y detuvieron la impresión de algunos de sus tomos en 1756. Estos fueron puestos en las listas oficiales de libros prohibidos y se amenazó con la excomunión a todo aquel que fuera sorprendido leyéndola. A pesar de ello, Denis Diderot, director general del proyecto, logró convencer a los editores para que sacaran al mercado los volúmenes no censurados.
Entre 1762 y 1780 se publicaron cinco volúmenes complementarios, y en 1782, siete años antes de la Revolución Francesa, se imprimió una nueva edición extensa, llegando a completar los 166 volúmenes en 1832.
LA SÁTIRA
Fruto del espíritu crítico del siglo XVIII, se impuso la sátira como forma de expresión común a varias artes.
La sátira consiste en criticar la vida y las instituciones por medio de la exageración. En la sátira deben quedar por fuera aquellos rasgos irrelevantes, pues para lograr el efecto satírico se debe exagerar precisamente aquello que se desaprueba.
El resultado de este proceso es, por lo general, una obra en la que se yuxtaponen una imagen habitual del mundo y los rasgos exagerados por el autor. Una buena sátira produce en el lector una sensación de extrañeza, pues aquello que lee le resulta extraordinariamente familiar, a pesar de ser una deformación llevada al extremo del absurdo.
La sátira es una eficaz forma de argumentación. En 1729 Jonathan Swift publicó una irónica carta abierta en la que un ciudadano inglés sensible a las cuestiones sociales proponía que, para eliminar la miseria y controlar la sobrepoblación en Irlanda, los padres pobres podían vender a sus bebés para alimentar con ellos a los ricos. Con esta propuesta, Swift buscaba desenmascarar las condiciones de injusticia en las que vivía el pueblo Irlandés en aquel tiempo.
PREGUNTA: ¿En qué consiste la sátira?