Hacia una Nueva Concepción de la Dialéctica
Aunque Hegel fue el primero en mostrar en la historia un desarrollo, una ley interna, Marx fue quien pudo extraer de su “lógica” el núcleo racional y restablecer así el método dialéctico de su forma idealista.
Marx caracteriza la dialéctica como “método de exposición”. En él se trata de la reconstrucción completa del movimiento interno del concreto. El punto de partida es el contenido, el ser real que determina el pensamiento, previa organización de este contenido, por el método de investigación.
El material que se expone está integrado por las categorías abstractas: abstractas en cuanto son elementos obtenidos por el análisis del contenido dado y por lo tanto también concretas, puesto que se trata de relaciones simples y generales implicadas en la realidad dada. No existe abstracción pura. Las categorías que se suceden en el capital tiene una realidad concreta y objetiva, en la medida en que expresen el movimiento de la realidad social ellas son determinaciones de esta realidad.
Con esta doble realidad que las caracteriza se encadenan entre sí en virtud dejan necesidad interna a las mismas, reproduciendo al mismo tiempo el concreto al nivel del concepto. El capital reproduce un proceso histórico, en su lógica interna, sin reducir el ser al saber y conservado el movimiento en el interior del ser y del saber, sin añadidura externa al concreto mismo y siguiendo rigurosamente el movimiento histórico de este concreto, objeto de conocimiento. Es aquí cuando la dialéctica se hace mediación del conocimiento de la historia.
Este método, unido a la tesis del materialismo histórico en unidad indisoluble, le permite concebir el mundo natural, histórico y del pensamiento, como totalidad concreta en movimiento sin fin, en un devenir de aparición y desaparición de nuevas formas.
Esta concepción se presenta como materialista y dialéctica. SU esfuerzo principal es describir las leyes del proceso de trasformación de la totalidad en todos sus niveles con sus respectivas especificaciones: naturaleza, historia y pensamiento.
Aunque el análisis anterior haya puesto énfasis en el movimiento constitutivo del pensamiento de Marx al nivel de la concepción de la historia y de la dialéctica, ella no signifique que se desprecie o niegue la importancia de Marx a la naturaleza. Sabemos muy bien que este concepto ocupa un puesto central desde manuscritos del 44, en donde la naturaleza aparece en el horizonte de la historia humana. No se trata de un concepto aislado ni abstracto.
En el primer manuscrito se utiliza e concepto para referirse a la materia del trabajo, materia susceptible de ser trabajada y capaz de proporcionar al hombre elementos primarios. La naturaleza es, entonces, en esta instancia, materia en la cual el trabajo humano se cristaliza, en la cual se ejercita, a partir de la cual y por el cual el hombre produce. Naturaleza y mundo sensible se identifican en el pensamiento de Marx. La naturaleza es el “cuerpo inorgánico del hombre”, el hombre vive de la naturaleza, debe mantener con ella un proceso de intercambio constante para vivir. Esta unión de la naturaleza con el hombre proviene del hecho de que “el hombre es una parte de la naturaleza”.
En el tercer manuscrito nos habla Marx de la naturaleza humana refiriéndose a la sociedad humana. El hombre es en ser de naturaleza, lo que significa que está provisto de fuerzas naturales, de fuerzas vitales, que es activo. Estas fuerzas existen en él en forma de inclinaciones. Pero el objeto de sus inclinaciones se encuentra fuera de él. Ser objetivo, natural, sensible, significa tener fuera de sí objeto, naturaleza, sentido hacia algo. La naturaleza es pensada como negatividad en relación con el hombre individual. Tomando los diferentes contextos en que es utilizada la palabra, describe el mundo sensible del cual el hombre hace parte, cobre sentido en el universo del trabajo; concebido éste como la mediación para el afianzamiento del hombre con el universo material.
La naturaleza es el objeto de la ciencia, y llegara el día, nos dice Marx, en que formara con la historia una sola ciencia, la ciencia del hombre. “la historia misma es un parte real de la historia de la naturaleza, de la trasformación de la naturaleza del hombre. Las ciencias de la naturaleza abarcaran más tarde tanto la ciencia del hombre, como las de la naturaleza; habrá solamente una ciencia”.
Esta concepción de naturaleza elaborada bajo la influencia de Feuerbach será precisada por Engels en dialéctica de la naturaleza y en el Anti-Dühring.
La aceptación de Marx de los análisis de Engels, puede apreciarse en la correspondencia de 1873-74. Así escribe Engels: “el objeto de la ciencia de la naturaleza es la materia en movimiento, los cuerpos. Las formas y las especies de cuerpos sólo se conocen en el movimiento. No se puede decir nada de los cuerpos fuera del movimiento sin tener en cuenta la relación con otros cuerpos. Solo en el movimiento los cuerpos muestran lo que son.
La ciencia de la naturaleza puede conocer los cuerpos si los considera en sus relaciones reciprocas. El conocer las diversas formas del movimiento es conocer los cuerpos. El estudio de las diferentes formas del movimiento es, pues, el objeto esencial de la naturaleza”.
El punto de vista de Engels es materialista y dialéctico. La naturaleza es para él un todo infinito y uno, en continuo proceso de constitución. Todo en ella se realiza de manera dialéctica y por esto mismo sólo una dialéctica materialista facilita el conocimiento ademado de ella.
Con esta proyección hacia la naturaleza, la teoría marxista de la realidad cubre el horizonte de lo dado. La implicación de este concebir la realidad como totalidad concreta y en la forma antes explicitada, es triple: científica, filosófica e ideológica.
PREGUNTA: ¿Qué reproduce el Capital?