Metafísica e Historia (C. Marx)(Primera parte)Adquirir un conocimiento de la significación y limitaciones de la obra de Marx, y diferenciar la posición filosófica y teórica de Marx respecto a Hegel.Crítica de la Concepción de lo SocialEl trabajo de Marx constituye un esfuerzo de recuperación de lo concreto en el interior del movimiento dialéctico constitutivo de la realidad, recuperación que puede ser articulada así: su punto de partida es a critica de la dialéctica de lo social subyacente a la concepción hegeliana del Estado, en los principios de la filosofía del derecho (1842-1843), critica que conduce a Marx, en una segunda instancia, al cuestionamiento de la concepción de la historia de Hegel.Con esta ultima critica se derrumba el método dialéctico tal y como es concebido por Hegel, y con él la concepción de la totalidad del “idealismo absoluto”. Esta ultima critica integra dialécticamente los dos primeros momentos.Aunque la totalidad social existía antes de Marx, no obstante aún no había sido captada por el conocimiento como totalidad estructural, Termino que utilizará Marx más adelante como Infraestructura o estructura económica, es decir, la base material de la sociedad que determina la estructura social y el desarrollo y cambio social. Incluye las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Para Marx, el hombre ubicado en ella no había tomado conciencia aun de la interrelación de los elementos del todo social; si espíritus aislados vivenciaron dicha relación estructural, ésta en sí misma no había sido objeto del discurso conceptual. Tanto las formaciones sociales como la historia se comprendían según el esquema empirista y, en consecuencia, la apariencia de lo social se tomaba como la verdad de lo social, la anatomía de la economía y de la política como la verdad económica y política.La posibilidad de pensar dialécticamente la formación social nació cuando los acontecimientos del siglo XVIII mostraron la interrelación de las diferentes instancias como algo connatural de las mismas, y fue Marx quien pensó esta dialéctica de manera genérico-estructural. Fue él quien reconoció en los sistemas aparentemente independientes, cerrados, autónomos, elementos simples de una totalidad que los engloba e informa. Fue él quien superó la aparente autonomía de los sistemas.En este esfuerzo teórico la dialéctica se torno no sólo una ciencia del movimiento interno de las cosas, sino además un método empírico de conocimiento de las sociedades históricas, irrumpiendo así en el universo del saber una nueva ciencia, el materialismo histórico, y con ella una nueva problemática filosófica, el materialismo dialéctico.Porque a nivel de lo social el carácter mistificante de la dialéctica de Hegel se hace más evidente, Marx se sitúa allí para criticar la concepción hegeliana del Estado. La idea directriz de su crítica es recuperar el verdadero ser de la esfera de la sociedad civil; esfera en la que se da la actividad concreta de los individuos, su vida en medio de la familia, la relación contraída con otros en el intercambio de los productos, los conflictos que surgen en el juego de estas relaciones. Hegel es criticado por no haber tratado esta esfera por sí misma, porque no entendió su realidad tal y como es, en sí y por sí. Las leyes que Hegel reconoce en ellas no son sus leyes sino la ley de la idea. Las determinaciones que les confiere no son sus propias determinaciones. La vida que se revela en ellas no es su vida, con sus exigencias, sus motivaciones inmanentes, individuales, sino la vida de una esencia diferente. En síntesis, no se trata, en Hegel, de la verdadera existencia de las distintas esferas de lo social. En la comprensión hegeliana del estado y la sociedad civil no es su propia vida lo que las une y constituye como Estado.Debemos anotar que Marx reconoce el merito de Hegel de haber concebido la historia no como conexión de hechos, sino haciendo ver bajo la multiplicidad de los acontecimientos, las fuerzas determinantes que condicionan la marcha de la historia. No obstante, para Marx, Hegel no llegó hasta las verdaderas fuerzas motrices. Y esto por una doble razón, en su época estas fuerzas no eran lo suficientemente visibles y la lógica misma de su sistema conceptual era un impedimento fundamental para percibirlas.Marx rechazaba en consecuencia a Hegel el haber reducido la necesidad de la circunstancia histórica, su riqueza, a un momento (o condición en el sentido hegeliano del término) del proceso constitutivo del absoluto; lo cual significa sacrificar el autentico desarrollo de lo real al desarrollo de las categorías dadas como absolutas. Al explicar Hegel las ideas dominantes de los individuos, resulta que “son las ideas las que constantemente dominan en la historia; entonces se facilita abstraer de estas distintas ideas la idea, es decir, la idea por excelencia, para convertirla en un ente dominante de la historia y llegar a concebir así todas estas ideas y conceptos aislados como autodeterminaciones del concepto que se desarrolla a lo largo de la historia”.En este método se sacrifica el verdadero concepto de la historia en aras del proceso constitutivo del concepto. Aun lo que llama Hegel llama “espíritu del pueblo” (Volgeist) es apenas una determinación natural del espíritu del mundo; o como dice Lukács, una determinación que solo se despoja de su limitación en el momento superior, es decir, al hacerse consciente de su esencia y alcanzar su verdad absoluto; y no inmediatamente en su “ser”.En el sistema hegeliano la identidad sujeto-objeto no puede realizarse tampoco al nivel de la comprensión de la historia. Esta no puede ser el cuerpo viviente de la totalidad del sistema, ella es apenas una parte, un momento del sistema total que culmina en el “espíritu absoluto”, en el arte la religión y la filosofía. Y no es posible la identidad, nos dice Lukács, porque ello sólo sería posible bajo dos condiciones: a) que el lazo de unión metodológico de la posible solución de estos problemas esté indicado en la historia, b) que el “nosotros” sujeto de la historia pueda mostrarse concretamente; lo cual es imposible en una concepción idealista de la historia. “Al contrario, es la vida de la idea la que las engendra, ellas son la finitud de esta idea; ellas (familia y sociedad civil) deben su existencia en Hegel a un espíritu distinto del propio; son determinación impuestas por un tercero. Por esto están determinadas como “finitud”, como la propia finitud de la idea real. La meta de su existencia honesta en ellas mismas.La crítica de Marx se refiere, en consecuencia, a la absorción de lo particular en lo universal. La creencia de que la realidad se explica realmente en su ser cuando se expone a la luz de la idea. Esta absorción es la razón y fundamento de la arbitrariedad hegeliana como tal. No existe, pues, en la concepción de lo social en Hegel ninguna identidad entre el ser y la idea, puesto que las determinaciones de lo real (en este caso la familia y la sociedad civil) permanecen al margen en la medida en que no se captan en su ser especifico.El sentido de la crítica es fundamental porque indica de cierta manera el camino a seguir: la recuperación del concreto. Marx, en la introducción a la contribución a la crítica de la economía política (1859) hace una alusión clara a la conclusión de sus primeros trabajos. “mis investigaciones dieron como resultado el que tanto las relaciones jurídicas, como las formas del Estado, no pueden entenderse por sí mismas ni por una pretendida evolución del espíritu humano; sino que tienen sus raíces en las condiciones de la existencia material cuyo conjunto es llamado por Hegel “sociedad civil” a ejemplo de los ingleses y franceses del siglo XVIII. La anatomía de la sociedad civil debe buscarse en la economía política”.PREGUNTA: ¿En qué se basa Marx para criticar la concepción hegeliana del Estado?